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  • Dear Angel

MEET THE ANGEL: PEPE SISCAR, “el niño” del cine de Mula.



Cuenta la leyenda que en los últimos días de febrero de 1648, a tan solo cuatro kilómetros de Mula, a un joven pastor se le apareció en varias ocasiones un niño vestido de nazareno y con una cruz en la mano, diciendo ser el mismo “Niño de Belén”. Así comienza la historia de la pedanía murciana de “El Niño de Mula” de donde es originario Pepe Siscar, director de cine junior de 20 años de edad, que poco o nada tendría que ver con esta fábula si no fuera porque ambos compartían la misma edad cuando iniciaron sus respectivos peregrinajes: en el caso de Siscar, por y para el mundo del cine; en el otro, ya es historia.

“No sé muy bien cuando fue mi primer contacto con el cine, lo que sí sé es que siempre he vivido obsesionado con las historias”, apunta el propio director. Una obsesión que, como dice el novelista Kiko Amat, “empieza a acelerar sin que nadie pueda detenerla” y ha acabado llevándolo a escribir varios cortometrajes, todos ellos marcados por una estética con “excesiva agresividad y violencia”.

El último y más grande, MUTE, en el que el muleño coge de la mano a Mara (Emma López), una adolescente que intenta escapar de su familia disfuncional a través de Internet y las redes sociales, para construir su propio camino en el mundo del audiovisual, al que ya se han unido profesionales de la talla del actor Ginés García Millán o los cineastas Ignacio Martín Lerma y Juan Alcaraz. Un recorrido que recién comienza ahora y que, como el del muchacho de la fábula, solo será el comienzo de una leyenda, la de Pepe Siscar: “el niño” del cine de Mula.


Su infancia en El Niño de Mula fue clave para comenzar a desarrollar su faceta más creativa. ¿Cómo recuerda sus comienzos en el séptimo arte siendo un niño?


Tengo unos recuerdos geniales. Siempre estaba movilizando a mis amigos para grabar cortos aunque no supiese muy bien lo que hacía. Siempre me apoyaban y se involucraban en mis ideas por muy locas que fuesen. Les daba lo mismo hacer de asesinos que de víctimas, si tenían que hacer como que se comían un plato lleno de tripas o cubrirse de sangre también.


El casticismo se presenta como una de sus máximas inspiraciones en sus piezas como director. ¿Qué encuentra de atractivo en este tipo de estética?


Descubrí mi gusto por lo castizo como consecuencia de la búsqueda de una decadencia estética en todo lo que hacía, desde los dibujos hasta en las historias que creaba. Al principio en MUTE buscaba imágenes más kitsch americanas, pero pronto me di cuenta de que era algo que no me pertenecía y que era mucho más coherente buscar esa decadencia a través de elementos más típicos españoles porque es de lo que he crecido rodeado. Por eso en MUTE acabé metiendo morcillas y fabada en vez de donuts y tortitas.


En sus trabajos suele tratar temas ciertamente sensibles que llegan a rozar incluso el “tabú”. ¿Cree que es importante visibilizar este tipo de temas, como hace con el suicidio, en la gran pantalla?, ¿se ha podido ver autocensurado en algunos momentos con ciertos argumentos?


Lo cierto es que me gustan mucho los temas tabú pero no tratarlos con excesivo respeto porque lo que busco es incomodar. Cada vez me interesan más los personajes con valores morales desviados y eso hay gente que no lo soporta, pero a mí me estimula. Hasta el momento no me han censurado, lo que he hecho no llega a ese extremo, pero no sé si eso cambiará en los próximos meses con mi siguiente

proyecto…


La exposición pública cuando se trata de empezar en el mundo del arte es algo casi irremediable. Por su parte, Mara, la protagonista de su último cortometraje MUTE, utiliza Internet como una manera de evadirse de una situación familiar disfuncional. ¿Cómo es su relación con Internet, las redes sociales y la imagen pública?


El personaje de Mara lo usa para evadirse hasta que se da cuenta que se ha convertido en una especie de jaula y ya no puede salir. En mi caso va por épocas, a veces lo he sentido así estando enganchadísimo y otras lo he odiado. Por lo general me agobia bastante tener que cuidar esa imagen y tener que estar tan pendiente por moverme en un mundillo que vive de eso. Ahora mismo es difícil ser músico, actor o artista si no te preocupas por tener un perfil que llame la atención. No sé al resto, pero a mí me genera mucha ansiedad.


Mara crea una especie de “realidad paralela” para poder “sobrevivir” a su entorno. ¿Usa también la escritura y la dirección para escapar de estos tiempos y crear su propia narrativa de vida?


Siempre. Al principio pensaba que lo que escribía era inventado y que no tenía nada que ver con mi vida, pero cuando pasa el tiempo y lo ves con distancia te das cuenta de que esas historias hablan de ti, de tus sentimientos y de los procesos internos que crean tu identidad. Ahora me es imposible analizar mi corto sin pensar en cómo me sentía cuando escribí el guion. No es casualidad que la protagonista sea una chica que no puede hablar porque se le cierra la boca.


¿Cuánto hay de Pepe Siscar en el personaje de Mara, encarnado por la actriz Emma López?


Me identifico con ella sobre todo en la liberación que tiene hacia el final del corto. Cuando tiene la boca sellada nadie la mira, es invisible y cuando se raja se libera y se convierte en el foco de atención.


En MUTE estuvo rodeado de veteranos del mundo del cine, como Ginés García Millán, Ignacio Martín Lerma o Juan Alcaraz. ¿Cómo fue la experiencia de enfrentarse a su primer gran trabajo y de hacerlo con ellos?


Fue una experiencia maravillosa, siempre les estaré agradecido. Es mi primer trabajo y unas ideas tan arriesgadas habría sido imposible materializarlas sin su paciencia, su cariño y su implicación. Daba un poco de vértigo saber que vas a tener a tantos profesionales a tu cargo, pero cuando llegas al rodaje estás tan emocionado por hacer realidad todo aquello que llevabas meses guardando en la cabeza que se te olvida.


¿Sintió algún tipo de presión personal por dirigir a un elenco de profesionales siendo su primera vez con un trabajo de tales dimensiones?


No, la verdad es que la presión que sentí me la impuse a mí mismo sobre todo por querer hacerlo lo mejor posible. Lo único que me daba miedo era no conseguir plasmar lo que tenía en mente y eso en mayor o menor grado siempre pasa.


Encasilla su trabajo en el género de “Drama con sangre” aunque el terror y la fantasía están también muy presentes. ¿Qué le aportan estos géneros que no hace otro?


El cine fantástico ha sido siempre mi favorito, he visto más películas de terror que de cualquier otro género entonces mi trabajo siempre se mueve por ahí. Además las películas de terror siempre te permiten crear buenas metáforas para transmitir mensajes aburridos. Por ejemplo, si quiero hablar de una pandemia, en vez de hacer un drama sobre el coronavirus, hago una peli de zombies y la sensación de agobio que le llega al espectador es la misma. O por ejemplo si quieres hablar de la depresión, haces una película como Babadook.


¿Cómo se presenta 2022 en su carrera artística?


Pues espero que bien. Yo tengo fe en que voy a hacer cosas chulas e interesantes. Me apetece colaborar con otros artistas y espero conseguir el presupuesto de mi nuevo corto para ponerme a rodar cuanto antes, que es lo que más me llena.


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