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  • Adrian Lucas

MEET THE ANGEL: activista MARISA MÁRQUEZ



Hay algo especial. Algo que ronda las calles y rincones de todo el mundo y que cada vez comparten más jóvenes. Hay algo especial en nuestra entrevistada de hoy y en muchos jóvenes que como ella tratan de cambiar lo establecido; de romper las reglas del juego; en definitiva, de transformar el mundo.

Marisa Márquez (@marissamarquezz) ha decidido acabar con ese silencio que convive con los jóvenes y dar un paso al frente para hablar de un tema que a nadie le apetece escuchar y del que todos somos responsables: el final del planeta Tierra. No es sencillo ser joven pero aún lo es menos cuando tus veinticuatro horas del días tienes que compaginarlas con dos carreras universitarias, actividades físicas, hobbies varios y la gran labor que supone ser ciberactivista. No debe ser tarea fácil pero Marisa logra conseguirlo gracias a su trabajo duro, perfeccionismo, entusiasmo e impulsividad.

En sus redes sociales difunde multitud de contenido sobre el cambio climático, el feminismo y el “slow fashion”, una vertiente de la moda que es ética, sostenible y respetuosa con el medio ambiente. “Mi relación con la moda me la he forjado yo, debido a mis estudios necesitaba un lugar donde estar más conectada a mi lado creativo y es así como decidí emprenderme en el mundo de las redes sociales, porque sentía que le faltaba esa parte a mi vida”.

Tal y como hicimos la pasada ocasión, queremos comenzar estas entrevistas con la visión particular del entrevistado sobre aquello que hace. En tu caso, ¿qué significa para ti el activismo?, ¿qué te ha aportado?

Activismo para mí es actuar conforme a tus valores, desde mi punto de vista como seres humanos lo mínimo que podemos hacer es actuar conforme a aquello en lo que creemos, si no, ¿qué somos? El activismo me aporta ganas de levantarme cada mañana y saber que hay algo más grande que mi propia existencia, algo que es más grande que yo, me hace quitarme ese lado narcisista y egocéntrico que todos tenemos para preocuparme por un bien mayor.

Desgraciadamente no todos los jóvenes sienten tanta preocupación por el medio ambiente. En tu caso particular ¿de dónde vino esa implicación por cuidar el planeta?

Creo que desde siempre he sido una persona con cierta conciencia de los problemas que afloran en este mundo. ¿Por qué esa fijación en cuidar el planeta? Porque creo que es un problema que realmente todos y cada uno de nosotros, en primer lugar estamos implicados, y en segundo lugar podemos hacer algo para cambiarlo.

Una vez tienes clara la vocación, el siguiente paso es ponerte manos a la obra. ¿Cuáles fueron tus primeros pasos a la hora de querer contribuir con el mantenimiento del medioambiente?

Yo no soy un ejemplo "zero waste", ni nada por el estilo, creo que es algo que repito bastante. Me preocupa el planeta y sobre todo diría que el primer paso fue haberme hecho más consciente como consumidora. Realmente, no tengo las claves del éxito de cómo hacerse una rutina de belleza zero waste (todavía) y no creo que sea necesario ser unos “perfectos cuidadores del planeta”. Muchas veces todo empieza con tomar conciencia, comprar menos, usar más y mejor. Así diría que empecé a cuidar yo del planeta, siendo consciente del poder que tenemos como consumidores.

En tu canal de Youtube vemos muchos vídeos sobre la moda, concretamente del “Slow Fashion”. Para aquellos que no estén familiarizados con este término, ¿qué es exactamente y por qué escogiste abordarlo en tus redes sociales?

El "Slow Fashion" es también conocido como moda sostenible o ética. A diferencia de lo que muchos pueden llegar a pensar no es una moda que cuida solamente del medio ambiente, sino que respeta nuestro planeta así como a las personas que hay detrás de las prendas de ropa que llevamos. Desde siempre me ha gustado la moda, pero mi parte más “conscious” no podía soportar todo el daño que estaba haciendo la moda, la segunda industria más contaminante del mundo, tanto al planeta como a las personas, tras sucesos como el de Rana Plaza. Existía una lucha ética muy fuerte en mi interior, y ahí es cuando descubrí el mundo del "Slow Fashion" que fue una especie de salvación para mí.

En tiempos de pandemia como estos, las redes sociales se han convertido en nuestras más fieles aliadas. En tu caso usas Instagram como una plataforma para dar visibilidad a la lucha climática, ¿crees que este tipo de plataformas digitales visibilizan el activismo o si por el contrario, los algoritmos y otros usos centrados en el “egoísmo” lo opacan?

Tengo sentimientos encontrados en relación a esta pregunta. En mi caso he podido comprobar como siguiendo a cientos de cuentas de moda sostenible y solo a unas decenas de “influencers” normales, el contenido de estas últimas es el que predomina en mi timeline. Tanto es así que he tenido que seleccionar muy bien las cuentas que sigo y, sobre todo, activar las notificaciones de las cuentas cuyo contenido me interesa porque Instagram no lo considera tan relevante. Creo que hace un año era más fácil llegar al público general. Ahora me da la sensación de que es una especie de lucha entre el creador de contenido y el algoritmo que generalmente suele beneficiar a los posts que hacen publicidad, donde el activismo no tiene mucho que hacer.

Hay opiniones para todos los gustos, pero en lo que respecta al medio ambiente existe una opinión bastante generalizada de que como sujetos individuales, que carecemos de respaldo muchas veces de altos cargos políticos, no podemos mejorar mucho el planeta. ¿Crees que están en lo cierto?, ¿consideras que la labor desinteresada de los particulares puede incidir positivamente en el futuro de la Tierra?

NO, [se ríe]. Obviamente esta es solo mi perspectiva, pero todo empieza desde el individuo, esa visión me parece derrotista y conformista. Os voy a poner un ejemplo, yo como individuo a través de mis redes sociales he recibido feedback de personas que han empezado a iniciarse en el mundo del Slow Fashion. Además, ¿piensas que carecemos del apoyo de los políticos? CONVIÉRTETE EN POLÍTICO. A ver sé, que esto no está hecho para todo el mundo, pero en mi caso, una de las carreras que estudio es Relaciones Internacionales y una de las opciones que me planteo muchas veces es trabajar en la UE en política medioambiental. Tú no tienes que hacer lo mismo, tal vez te interese la biología y puedas hacer algo desde ese campo. Lo que quiero decir es que siempre se puede hacer algo y precisamente necesitamos a personas desde diferentes ámbitos que hagan cosas para mejorar este planeta; no importa si es desde la moda o desde la política, pero te aseguro que se puede hacer algo.

Todos metemos la pata mil veces, pero cuando se trata de alguna ONG o activistas punteros que están expuestos continuamente en redes sociales, los fallos se magnifican. En ese sentido, ¿piensas que las redes sociales están contribuyendo de alguna manera a la denostación de la lucha activista?, ¿percibes las redes sociales como una arma de doble filo?

Existe mucho odio hacia la lucha activista por lo que al mínimo error va a haber un sector dispuesto a demonizarlo. Creo que ese odio también viene de pensar que el activismo es algo radical, peligroso, agresivo y no tiene por qué ser así. Las redes sociales en cierto sentido hacen que todo se magnifique y se le dé más importancia a las cosas que realmente la tiene tienen. De manera que sí, podría visualizarlas como un arma de doble filo porque nos ayudan a propagar un mensaje, pero en las redes sociales todo debe ser transparente y la gente rápidamente tiene derecho a opinar, criticar…

Comprobamos en tu cuenta de Instagram que también publicas contenido feminista. En ese sentido, ¿existe una igualdad real dentro de la lucha medioambiental o el machismo también aparece en ella?

La verdad es que me parece una pregunta bastante interesante, no me lo había planteado nunca pero sí que noto que el público abierto al activismo medioambiental también está concienciado con otras temáticas, es un activismo interseccional. Creo que hoy en día tal vez sí que existan pequeños micromachismos como “que la opinión de un activista masculino tiene más peso o es más científica”, pero en su mayoría yo no me he encontrado con mucha discriminación.

¿Qué responsabilidad tiene la moda en el mantenimiento de la Tierra?, ¿qué debe hacer la industria para garantizar un buen futuro a las generaciones venideras?

La moda tiene una grandísima responsabilidad. Debemos tener en cuenta la ingente cantidad de químicos que utiliza la industria de la moda; pesticidas en el cultivo de materias primas como el algodón o el despilfarro de agua en la producción de tejido vaquero… La industria de la moda debe reconvertir el modelo actual de producción y con ello, no solo hacemos referencia a que los materiales citados anteriormente sean sustituidos por otros más sostenibles, sino que tiene que cambiar la velocidad de producción. No es normal que cada semana o que cada dos semanas tengamos prendas nuevas en las tiendas, se ha perdido por completo el concepto de temporadas de primavera/verano, otoño/invierno. No es solo que hayamos pasado de dos colecciones a cuatro, es que ahora ni siquiera son cuatro, son una infinidad de productos nuevos en masa que llegan a las tiendas cada semana y esto tiene que parar. Es la única forma.

A raíz de los daños provocados en el Mar Menor hemos podido comprobar pequeños atisbos de activismo climático, pero ¿existe verdaderamente una concienciación real y, por tanto, un movimiento activista como tal en la Región de Murcia?, ¿podemos encontrar alguna ONG/Asociación en la que inscribirnos para aportar nuestro granito de arena?

Como decís a mi parecer son pequeños atisbos en comparación con la situación tan urgente en la que nos encontramos. Hace unos años participé en un debate que se titulaba “¿Nos importa el Mar Menor?” y saqué algunas conclusiones. La gran mayoría de murcianos no están preocupados por el Mar Menor en sí, sino que su preocupación gira más en torno a su egoísmo y a los efectos colaterales que la situación está provocando en la hostelería, construcción, agricultura… Como seres humanos, somos egoístas por naturaleza y obviamente habrá personas que tengan un sentimiento puro con respecto a lo que está pasando en el Mar Menor, pero no creo que el porcentaje se sitúe en la mayoría de murcianos. A mí me hablaron una vez de la fundación ANSE que está llevando muchas campañas medioambientales y entre ellas encontramos la del Mar Menor. (https://www.asociacionanse.org/campanas/campana-para-la-proteccion-delmar-menor/)

Y hablando de Murcia, ¿cuáles crees que son las mayores oportunidades y desafíos que te supone desarrollar tu labor aquí?, ¿consideras que en otros lugares hay una mayor lucha?

Creo que en Murcia es bastante difícil hacer lo que yo hago, pues el problema ya no radica en si hay o no concienciación, sino en que muchas personas ni siquiera saben qué es el Slow Fashion. Otros lugares como Reino Unido están llenos de mini activistas y sí se percibe que haya más movimiento con respecto a este problema. Pero es que si lo pensamos también es lógico, ¿cuántas tiendas de ropa de segunda mano conocéis en Murcia? Yo solo conozco una tienda y a una chica que vende ropa por su cuenta. Las circunstancias limitan mucho.

Para todos aquellos jóvenes lectores a los que les pueda interesar el activismo, ¿cuáles serían los principales consejos que les darías para iniciarse en él?

En primer lugar, que si sienten que quieren hacerlo que lo hagan, que no tengan miedo de lo que pueda pensar la gente de ellos. Por otra parte, que no se desesperen mucho por el alcance de sus ideas; todos no vamos a ser Greta Thunberg. Si consigues cambiar a una persona o dos puedes darte por satisfecho, ya que callado seguramente esas personas no se hubiesen planteado el cambio. Por último, invierte en ti: lee libros, blogs, páginas webs, redes sociales, proyectos, apúntate a cursos… Es importante ser crítico y saber ampliamente de aquello que estás defendiendo, porque si no tus palabras serán vacías y te debes mucho más a ti mismo.

En DEAR ANGEL queremos conocer más personas que se preocupen por el medio ambiente y el daño que la moda pueda causar en él. Es por ello que te pedimos, si fuera posible, que nos recomendaras algunas firmas de moda locales que apoyen el “slow fashion” y/o a alguna otra persona activista de la Región a la que podamos conocer.

La firma que siempre recomiendo por excelencia es CULTURE Clothing Brand. Es llevada por Alejandro Hidalgo y ya casi que se ha convertido en uno de mis amigos de mayor confianza dentro de este mundo. Otra de las marcas que conocí hace poco fue BROKEN FINGER. No tengo el placer de conocerla pero sé que hacen muy buen trabajo. Y por último me gustaría recomendaros a Lucía Petrelli, activista y creadora de marca de ropa vintage, Nakamura Vintage.

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