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  • Adrian Lucas

Bad Bunny, ¿herramienta de marketing o aliado feminista?


Bad Bunny, con 24 años de edad, presume ser uno de los reggaetoneros urbanos más alardeados y cotizados del momento, pues no solamente ha sido capaz de llenar con su música estadios multitudinarios alrededor de todo el mundo, sino que ha sido galardonado con premios como Álbum del Año en los Premios Lo Nuestro 2020 por Oasis, Artista del año en los Premios Billboard 2019 O Mejor Álbum de Música Urbana 2019 en los Grammy Latino por “X 100pre”.

Bad Bunny sosteniendo su premio en la Gala de los Premios Billboard de la música latina 2019


El puertorriqueño despierta furor entre sus seguidores por su música y estética. El pelo de colores y las gafas XXL se han convertido en su seña de identidad más preciada. El cantante consigue, con sus atuendos, fotografías, perfomances o música, generar lo que a muchos aterra: el debate.

A su “clásica” estética de cantante de reggaetón, Benito ha añadido pequeñas dosis de transgresión, impropias del sector musical en el que se encuentra. A lo largo de estos dos últimos años hemos podido ver a BB en red carpets, en selfies y en sus propios videoclips con las uñas pintadas con todo tipo de colores y dibujos, pendientes largos, pegatinas faciales… En general, ha empleado una estética para nada pensada por el resto de compañeros del sector.

Pero sin ninguna duda, en el videoclip de “Yo perreo sola” del disco “YHLQMDLG” ha llevado el reggaetón a una dimensión estratosférica. Las redes sociales literalmente explotaron tras la publicación del videoclip que ya ronda las 60.000.000 views. Y es que sinceramente no es para menos.


Todos los detalles, desde la letra hasta el atrezzo, pasando por el vestuario o los participantes del video, dejan claro el mensaje de que las mujeres no necesitan a ningún hombre para pasarlo bien. Con versos como “Que ningún baboso se le pegue” o “Te llama si te necesita, pero por ahora está solita”, la letra expresa la libertad femenina de poder salir sin necesidad que la piropeen, la atosiguen o incluso la juzguen.

¿Alguien pensaría que vería a Bad Bunny perreando consigo mismo? Pues seguramente no, pero así ha sido. Acostumbrado al debate y tras un largo record de letras cosificadoras, se calza unos tacones, se pinta las uñas, se llena de bisutería y lanza un videoclip con un claro mensaje feminista. Escupe sobre los misóginos acosadores con las letras, a los homófobos con frases como “Mataron a Alexa. No a un hombre con falda”, a los maltratadores con el videoclip “Solo de mi”, pero ¿ha escupido con todo esto sobre el feminismo? El debate está servido.


¿Acaso Bad Bunny es se ha convertido en un aliado feminista?, ¿hace purple washing?, ¿usa el feminismo como reclamo capitalista?, ¿sacar un tema feminista te hace feminista?... Todas estas y muchas más preguntas han sido lanzadas al fuego avivándolo muchos más.

Los points más destacados del videoclip son:

- MASCULINIDAD FRÁGIL: Benito es un hombre blanco, heterosexual, adinerado, artista y con cierto poder en la industrial musical. Algunas críticas le llueven del hecho de que aparezca vestido de “mujer” y adopte elementos “propios” de esta. ¿Hace algún favor esto al feminismo o a la mujer? Seguramente no, pero a la masculinidad y a la industria del reggaetón, sí. Está enseñando a sus seguidores más jóvenes, que está bien experimentar con la masculinidad, vestir o actuar como uno quiera y seguir siendo uno mismo.


- MENSAJES FEMINISTAS: Algunas de las que eran sus seguidoras ahora lo critican por apropiarse de la lucha feminista con sus letras, siendo un hombre heterosexual blanco y con prestigio. Si bien es cierto que la industria del reggaetón es machista y cosificadora, ¿hay algo de malo en que haya un hombre que intente cambiarlo? El peso que tiene este cantante en todo el panorama puede ser pequeño, pero al menos para a las mujeres les resultará gratificante bailar una canción “feminista” entre decenas de muchas otras machistas.



- ABUSO ESLÓGANES FEMINISTAS: A lo largo del videoclip se aprecian varios textos que han sido utilizados en numerosas ocasiones como eslóganes feministas. Ahora bien, de nuevo volvemos a que los está usando un hombre. Muchos a favor, y otros muchos en contra. Sea cual sea su intención, Bad Bunny aprovecha su situación privilegiada de cantante popular para presentarlo a quienes lo desconocían y recordarlo a quienes podrían haberlo olvidado.


Todas estas declaraciones no convierten a Bad Bunny en feminista ni mucho menos, ni tampoco en un héroe revolucionario. Ya es sabido que antes que él, ya hubo muchos otros que hicieron lo mismo. Bad Bunny no ha hecho nada nuevo. Ha traído de vuelta el conocido melón, lo ha vuelto a abrir y repartido de nuevo.

Sin embargo, es digno de reconocer su labor pese a todo porque desde su status quo de privilegiado y dentro de un sector, insisto, machista, ha sido capaz de coger los estereotipos propios de la industria y machacarlos. Recordad que lo que no sale en los medios de comunicación, NO EXISTE. Y si todo este debate ha permitido que alguna persona de corta edad se cuestione los estereotipos de la masculinidad y la feminidad, entonces este debate en torno a Bad Bunny habrá sido todo un ÉXITO.

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